A pocos días de acabar el año y de dar la bienvenida al 2019, nos gusta hacer reflexión de todo lo vivido. Echar la vista atrás y darnos cuenta de la evolución y de los retos cumplidos hasta el momento.
Y es que cada año que pasa es sinónimo de crecimiento y de sueños cumplidos. Pero lo que más nos gusta, es cerciorarnos de que la pasión y la ilusión del primer día siguen intactas.
Por un 2019 brillante
La historia de la firma se remonta al año 1888, cuando el primer miembro de la familia RAMON inauguraba un pequeño taller de joyería. Años más tarde, su hijo, Isidre Ramón, montaba su propio atelier artesanal en Barcelona.
La ciudad condal, era reconocida internacionalmente, gracias a su industria y a los eventos sociales, los cuales hicieron aflorar y crecer sectores como el de la joyería. Una época dorada en la que el taller se consolidaría cómo un referente y que años más tarde tomaría relevo una nueva generación Ramón, esta vez, encabezada por Carlos-Enric Ramón.
En la década de los ’80, la cuarta generación de joyeros se integró en el negocio familiar con la idea de hacer crecer la marca hasta convertirla en una firma de prestigio internacional.
Hoy, un siglo después, RAMON Barcelona está presente en las principales capitales del mundo gracias a su esencia, impregnada de pasión, capacidad técnica, sensibilidad, diseño y artesanía.
Una empresa formada por especialistas en alta joyería que, conjuga tradición y modernidad, alta tecnología y las técnicas ancestrales propias del oficio, para dotar a sus piezas de la más alta excelencia y con sello propio.
¿Qué le pedimos al 2019? Seguir creciendo, seguir cumpliendo sueños y seguir formando parte de los momentos más especiales con joyas únicas e irrepetibles.