Una de los elementos que nos caracteriza y del que nos sentimos más orgullosos y afortunados es de tener un taller de joyería propio dónde hacer realidad todos y cada uno de nuestros diseños.
Desde nuestros inicios hemos contado con un espacio en el que dar vida a nuestras piezas de alta joyería. Espacio que poco a poco ha ido creciendo a la par que crecíamos nosotros.
El taller de joyería propio de Ramón
Fue en 1888 cuándo inauguramos nuestro primer taller de joyería propio en Barcelona. Un pequeño atelier artesanal que fue testigo de nuestros inicios y del que tenemos un recuerdo muy especial. Allí desarrollábamos nuestra creatividad y nuestra pasión. Las manos de nuestros maestros joyeros eran las encargadas de hacer realidad nuestros bocetos. Muchas horas de trabajo, mucho empeño y mucha dedicación fueron los ingredientes que nos hicieron alcanzar nuestras metas.
La calidad y el saber hacer de Ramón se fue valorando cada vez más, hasta que lo reconocieron como uno de los joyeros más referenciados de la Barcelona del s.XX. Una época en la que empezaron a llegar al taller encargos de todo el mundo. Nuestra firma traspasó fronteras, convirtiéndose así en una firma de prestigio internacional.
Un siglo después, seguimos remando en el mismo sentido. Un camino que nos lleva hacia el trabajo bien hecho, la pasión por la joyería artesanal y la dedicación absoluta.
A día de hoy, Ramón se ha consolidado como una empresa formada por especialistas en alta joyería que conjuga tradición y modernidad, a la vez que alta tecnología y técnicas ancestrales propias del oficio. Unas combinaciones que nos permiten mantener nuestra esencia, ofrecer a nuestro cliente un producto impecable y continuar creciendo en el sector.